Origen del Camino de Santiago

Cuenta la historia que tras la muerte de Cristo, el apóstol Santiago El Mayor (referido en la Biblia como Jacobo o Sanctus Iacobus en latín) comenzó su encomienda de evangelizar en Jerusalem. Más adelante, embarcó hacia la península Ibérica (territorio de Hispania romana) donde continuó su apostolado por lo que hoy es Andalucía, Galicia y Portugal. Luego decide regresar a a Palestina, donde es decapitado por orden de Herodes Agripa I, Rey de Judea, en el año 42 AD por predicar el Cristianismo cuando estaba prohibido. Según la leyenda, discípulos Teodoro y Anastasio, junto a otros, roban su cadáver y se escapan en barco nuevamente hacía el noroeste de España para enterrar a Santiago.

Prosigue el mito, que luego de tocar tierra en costas Gallegas, el cuerpo fue transportado en carreta por bueyes, los cuales al llegar al bosque de Libredón, se negaron a continuar marcha. Esto es interpretado por los discípulos como una señal divina y escogen ese lugar para enterrar los restos del Apóstol Santiago al pie de un roble en un sarcófago de mármol. La razón por la que los apóstoles deciden hacer tan arduo viaje para dar santa sepultura a Santiago en Galicia es porque al momento de enviarle a sus respectivos rumbos a predicar, les indica Jesús que al morir «cada uno descansaría en la provincia donde había predicado el Evangelio» (según San Jerónimo). En adición, tanto en el texto llamado Breviario de los Apóstoles del siglo VI como en la tradición oral, se detalla que Santiago fue enterrado en tierras Gallegas.

En la Edad Media (entre siglos V y XV), España fue saqueada e invadida por los árabes y otros grupos étnicos además de sufrir tumultuosos cambios políticos y religiosos. Durante el siglo VIII y IX el Rey Alfonso II el Casto gobernó por muchos años y logró consolidar la resistencia al movimiento musulmán Al-Andalús que venía ganando territorio desde el sur. Es así que el monarca intenta recuperar el ideal unificador de Hispania y establece la capital de su reino en Oviedo, Asturias. Aparte de construir edificios, iglesias y castillos majestuosos, es durante su reinado que se descubre la tumba del apóstol Santiago.

Según la Concordia de Antealtares, el primer testimonio escrito de los hechos que data a 1077 AD, un ermitaño llamado Pelayo (Paio) que habitaba en el bosque de Libredón, observaba durante la noche luces y resplandores potentes. Era el año 813 AD cuando le informó al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, sobre la luminosidad intensa que veía en las noches en el monte y éste inmediatamente organizó una expedición al lugar de los hechos. Descubrieron que allí, al pie de un roble,  un arca con tres cuerpos, uno de ellos decapitado, con un letrero que decía «aquí yace Santiago, hijo de Zebedeo y Salomé». Los otros dos cuerpos fueron atribuídos a los discípulos que lo llevaron allí, Teodoro y Anastasio.

El obispo Teodomiro, le informa al Alfonso II el Casto de tan maravilloso suceso y el monarca decide hacer un viaje al «Campo de la Estrella» (Campus Stellae, de ahí el nombre derivado a Compostela) y ordena la construcción de una pequeña iglesia en el lugar. Teodomiro traslada la sede epíscopal a éste lugar y se riega la voz por toda Europa sobre el gran hallazgo. Así queda marcado el santo sepulcro del apóstol muy cerca al cabo Finisterre donde desde tiempos antes de la Cristiandad se pensaba terminaba la Tierra y el fin del continente Europeo. El camino a Finisterre era dirigido desde cualquier punto de Europa siguiendo las estrellas de la «Vía Láctea» hasta llegar al Atlántico donde moría el sol. Es posible que éstos datos geográficos y astronómicos hayan ayudado a reforzar el atractivo de tantos peregrinos a éste maravilloso destino siguiendo la Ruta Jacobea (como se le llama a lo relacionado al Apóstol Santiago) a través de los años. Iacobus en latín, Jacobo, St. James en inglés; todos significan Santiago.

Durante los siglos IX y X se consolida el reino Astur-leonés bajo condiciones muy difíciles a nivel político y religioso. Al sur, Al-Andalús había cobrado fuerzas y expandido su poder. Por otro lado, la iglesia asturiana estaban encontrada y en desacuerdo con la de Toledo por considerar los asturianos que la iglesia de Toledo eran muy tolerante y hasta cómplice de los musulmanes. Debido a éste escenario, el liderato de Asturias y León (en ese momento todo el norte de la Península Ibérica), fueron muy hábiles y aprovechan el prestigio que les proporciona tener en su tierra las reliquias del apóstol Santiago, hermano de San Juan Evangelista y uno de los favoritos de Jesús, y lo utilizan como símbolo unificador, en oposición de Al-Andalús y para darse a conocer en el resto de la Cristiandad europea.

Santiago se convierte en el abanderado de los ejércitos militares que luchan en nombre de los Cristianos. Más adelante, se crea la leyenda de la Batalla de Clavijo donde dicen que Santiago Matamoros intervino para lograr la expulsión de los árabes. Este personaje mítico se convierte en inspiración para muchos artistas a través de los siglos. En 899 AD, finalizando el siglo IX, Alfonso III el Magno, ordena que se construya una nueva Catedral, con mayores dimensiones y de arquitectura más artística de la que hizo Alfonso II. Más adelante, bajo el dictamen del líder musulmán del Al-Andalús, Almanzor, Santiago de Compostela es invadida, saqueada y destruida. Sin embargo, Almanzor, reconociendo la devoción a Santiago del enemigo cristiano, se lleva las campanas de la catedral para fundirlas y convertirlas en lámparas para la Mezquita de Córdoba, pero respeta la tumba del apóstol y sus reliquias y ordena a sus generales que las protejan.

Durante el siglo XI, la Orden de Cluny, reforma benedictina dentro de la Iglesia Católica originada en Francia para regular las órdenes monásticas y la orden más importante de la Edad Media en Europa, se hace eco del prestigio de las reliquias de Santiago y promueve la peregrinación a Compostela desde todo Europa. A cambio, los monarcas cristianos de la región hacen grandes donaciones a sus monasterios. A raíz de esto, el tráfico de peregrinos se intensifica y los reyes comienzan a facilitar el camino construyendo puentes, hospitales, hostales y estaciones a lo largo del Camino Francés.

La ciudad de Santiago de Compostela es uno de los tres lugares de peregrinación más importantes para los Cristianos, después de Jerusalén y Roma. En su origen, la peregrinación a Santiago de Compostela comenzaba en la puerta de tu casa y era exclusivamente por motivos religiosos en el cual el peregrino, motivado por su fé, buscaba la indulgencia plenaria (perdón de todos los pecados). El primer Año Santo de Jubileo, esto es cuando la fiesta del apóstol Santiago (25 de julio)cae domingo, fue establecido por el Papa Calixto II en 1126 AD.

Hoy día los motivos para hacer una peregrinación pueden ser diversos y no necesariamente religiosos. Una promesa, una ofrenda, en penitencia, o simplemente para hacer turismo rural, senderismo o enriquecer el cuerpo y alma.  No importa si usted comienza en St. Jean o Sarria, si lleva o no su mochila a sus espaldas. El Camino es más bien un recorrido interior único y especial para cada individuo pero igual de valioso.

Nota:  No soy historiadora ni experta en el tema de Santiago de Compostela.  La información que incluyo aquí es recopilada de varios escritos y libros que leí para prepararme para mi camino. Espero me disculpen si encuentran algún error.

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